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Imaginemos el caos como un gigantesco huracán de materia y energía habitado por seres que no pueden mantener su nivel de cohesión molecular. Estos seres pasan erraticámente del estado sólido a un estado gaseoso al que llamaremos espiritual para evitar herir susceptibilidades. En estado espiritual, corren el peligro de perder la integridad y dejar de existir. La evolución dio orígen a tres especies a las que denominaremos quimeras, gárgolas y dragones, enumeradas en un nivel ascendente.
En el ojo de la tormenta se encuentra el cosmos, abarcando el universo conocido. Imaginémoslo en forma cilíndrica. En la base del cilindro se ubica el universo propiamente dicho o mundo, donde predomina la materia y las leyes de la física.
Por acción de una fuerza centrípeta la materia del caos ubicada en el área de influencia del cosmos tiende a acumularse alrededor de éste, siendo la energía, o seres espiruales expulsados a la periferia. Los sedimentos del caos crearon una zona habitable a orillas del cosmos en la que se asentaron los dragones, incursionando en nuestro mundo en busca de alimento ante la escasez de quimeras en el lugar.
La zona periférica, denominada Cielo está compuesta mayormente de energía y habitada por seres espirituales primigenios, comunmente conocidos como ángeles, aunque el término más acertado sería espíritus celestiales. Se los suele considerar antepasados de las criaturas del caos, y por extensión, distantes antepasados de la humanidad.
Las incursiones por parte de las criaturas del caos provocaron un desbalance cósmico que obligó a los espíritus celestiales a intervenir, constituyéndose legión de guardianes. La interacción con los seres originarios derivó en híbridos altamente adaptados a las condiciones de nuestro mundo.
En tiempos relativamente recientes se produjo un extraño fenómeno. Se formó una nueva pared externa a la pared del ojo de la tormenta aislando la franja adyascente de la tierra de los dragones del resto del caos y cortando toda comunicación entre nuestro mundo y el exterior.
La energía del caos solía llegar a nuestro mundo en forma depurada ya la pared del ojo actuaba como filtro. Esta energía es la que combinada con la energía natural constituye la fuente de la magia. El bloqueo es la causa de que esta fuente se haya transformado en un recurso no renovable.
Los espíritus celestiales, las criaturas del caos y los híbridos se agrupan en la categoría de seres mágicos. Los seres mágicos pueden manipular la pared del ojo de la tormenta o el muro creando portales. Los ángeles clausuraron los portales para evitar una nueva invasión de dragones debido al bloqueo que afecta a éstos últimos. Se cree que los dragones revirtieron a su estado salvaje.
De este lado de la pared existe otra mucho más delgada, una especie de tabique que separa los yacimientos mágicos o mundo sobrenatural del mundo natural. Estos yacimientos dieron origen al asentamiento de comunidades sobrenaturales.
El infierno es un lugar en el caos en el que fueron confinados los angeles rebeldes, muchos de los cuales escaparon a nuestro mundo.
Nota:
Imagen perteneciente a: University of Wisconsin Cooperative Institute for Meteorological Satellite Studies
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